10/2/2024|herencia
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Perder a un ser querido es uno de los momentos más difíciles en la vida de cualquier persona, y este dolor se agrava cuando esa pérdida es la de un padre o un cónyuge. Además de afrontar el proceso emocional, la familia se enfrenta a la complicada tarea de la división de la herencia. En este artículo, te explicamos el reparto de una herencia entre la viuda y los hijos en España, ofreciendo una guía clara sobre los derechos de cada parte según la ley española.
En muchos países, es común que la viuda o el viudo herede la totalidad o la mayor parte de los bienes del cónyuge fallecido. Sin embargo, en España, las leyes de herencia son diferentes. La viuda o el viudo no se convierte automáticamente en propietario de los bienes, a menos que exista un testamento que lo estipule expresamente.
En el reparto de la herencia sin testamento entre viuda e hijo, a la viuda le corresponde el usufructo del tercio de mejora de la herencia, lo que le permite disfrutar de los bienes, como obtener rentas de propiedades, sin ser propietaria completa. Este usufructo sobre el tercio de mejora garantiza que la viuda pueda beneficiarse de los bienes mientras estos sigan perteneciendo a los hijos del fallecido o a los herederos legales.
Es importante destacar que para que la viuda o el viudo pueda reclamar estos derechos, debe haber estado legalmente casado con el fallecido. Si no estaban legalmente casados, los derechos son diferentes, y las parejas de hecho pueden estar limitadas, dependiendo de la normativa de cada comunidad autónoma.
En España, los hijos del fallecido son herederos forzosos y tienen derecho a recibir dos tercios de la herencia. Este derecho no puede ser modificado por el testamento. De esos dos tercios, uno se divide a partes iguales entre los hijos (legítima estricta), mientras que el segundo tercio puede ser destinado en beneficio de los hijos o del cónyuge (mejora), a discreción del fallecido. El tercio restante es de libre disposición, lo que permite al fallecido asignarlo a quien desee. Si no hay testamento, los hijos recibirán la totalidad de los bienes, excepto el usufructo de una parte que corresponde a la viuda.
Este derecho es el mismo para todos los hijos, independientemente de si provienen de un matrimonio anterior o del actual. En el caso de herencia donde la viuda tiene hijos de otro matrimonio, es importante resaltar que esos hijos no tienen derecho a la herencia del fallecido, a menos que un testamento lo estipule.
Cuando la herencia incluye bienes valiosos como joyas, su reparto puede complicarse si no existe acuerdo entre los herederos. Las joyas, especialmente si contienen diamantes u otras piedras preciosas, pueden tener un valor significativo, y sin una valoración adecuada, el reparto puede ser injusto.
En ausencia de un testamento, las joyas forman parte de la masa hereditaria y deben dividirse según los derechos de la viuda y los hijos. La viuda tiene derecho al usufructo de una parte, lo que le permite disfrutar del uso de las joyas, pero no puede venderlas o transferirlas sin el consentimiento de los hijos, quienes son los propietarios de la nuda propiedad.
Para evitar conflictos, es recomendable obtener una valoración profesional de las joyas. Esto facilitará un reparto equitativo entre los herederos o permitirá su venta para dividir el valor obtenido de manera justa.
En el caso de que el viudo o viuda fuese copropietario de ciertos bienes con el fallecido, como una vivienda o cuentas bancarias compartidas, la situación es diferente. Los bienes en copropiedad no entran completamente en la masa hereditaria. Solo la parte que le correspondía al fallecido será objeto de reparto entre los herederos.
Por ejemplo, si el matrimonio tenía una vivienda en copropiedad al 50 %, tras el fallecimiento, la viuda o viudo sigue siendo dueña del 50 % de la vivienda. La otra mitad será la que se reparta entre los herederos, incluyendo a la viuda en usufructo. Esto significa que la viuda tendrá derecho a usar el bien, pero los hijos serán los nudos propietarios de la parte heredada.
Es crucial identificar qué bienes eran de propiedad compartida para evitar confusiones en el reparto de la herencia, ya que el cónyuge sobreviviente mantiene su derecho pleno sobre la parte que ya poseía antes del fallecimiento.
Sin Testamento: Si un hombre fallece sin dejar testamento, su herencia se dividirá de acuerdo con la ley española de sucesión abintestato. Supongamos que dejó una viuda y tres hijos. La herencia se divide en tres partes o "tercios". En el reparto de la herencia entre cónyuge e hijos en España sin testamento, los hijos recibirán la nuda propiedad de los bienes, dividida en partes iguales entre ellos. Esto les da derecho a la propiedad, pero no al uso de los bienes mientras la viuda esté viva.
La viuda, por su parte, recibirá el usufructo de un tercio de la herencia, lo que le permite usar los bienes (como vivir en la casa o recibir ingresos por rentas), pero no puede venderlos. Los otros dos tercios se dividen entre los hijos, ya que, en ausencia de testamento, toda la herencia se distribuye entre los herederos forzosos.
Con Testamento: Si el fallecido deja un testamento que asigna la mayor parte de los bienes a la viuda, los hijos aún tienen derecho a su parte de la legítima, que representa dos tercios de la herencia. Un tercio es la legítima estricta, que se reparte en partes iguales entre los hijos. El otro tercio es el de mejora, que puede beneficiar a uno o más hijos o descendientes.
El tercio restante es de libre disposición, y el fallecido puede asignarlo a quien desee, incluyendo a la viuda si así lo establece en su testamento.
El reparto de una herencia puede causar conflictos, especialmente si no hay testamento o si surgen desacuerdos sobre el valor de los bienes. Algunos problemas comunes son:
Para evitar estos problemas, es recomendable buscar asesoramiento legal y obtener una valoración profesional de los bienes antes de proceder con el reparto.
En resumen, la ley española otorga a la viuda el usufructo de una parte de la herencia, mientras que los hijos tienen derecho a la nuda propiedad. La existencia de un testamento influye en cómo se divide el patrimonio, y es fundamental que los herederos conozcan sus derechos para evitar conflictos.
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