7/22/2025|joyas
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La antigüedad es un factor clave en la tasación de las joyas, pero no siempre garantiza un mayor valor. Algunas piezas antiguas pueden alcanzar precios muy altos debido a su historia, diseño o rareza, mientras que otras pueden no resultar tan atractivas para los coleccionistas o el mercado actual.
El valor de una joya antigua depende de múltiples elementos. En este artículo exploramos qué hace que una joya antigua sea valiosa y cuándo la antigüedad realmente marca la diferencia.
Una joya se considera antigua cuando tiene al menos 100 años desde su fabricación. Esta definición es ampliamente aceptada por expertos, subastadores y coleccionistas, y es clave a la hora de clasificar y valorar piezas.
Por ejemplo, una joya creada en 1925 puede considerarse oficialmente una joya antigua a partir de 2025.
También es útil distinguir entre:
Saber en qué categoría se encuentra tu pieza puede ayudarte a orientarte mejor en el mercado y en su valoración.
Las joyas antiguas y vintage no solo poseen valor estético, sino también histórico, cultural y simbólico. Cada pieza puede contar una historia: reflejar una época, una corriente artística o haber pertenecido a una figura relevante. Para los coleccionistas de joyas antiguas y expertos, estos elementos añaden un valor emocional y financiero que va más allá de los materiales utilizados.
Además, las joyas de ciertas épocas están cada vez más demandadas en el mercado de segunda mano de joyas antiguas o en subastas de joyas, lo que puede aumentar considerablemente su precio.
No todas las joyas antiguas tienen el mismo valor, incluso si pertenecen a la misma época. Existen ciertos elementos clave que los tasadores y compradores especializados analizan cuidadosamente antes de asignar un precio. Estos factores determinan si una joya será especialmente valorada en el mercado o si, por el contrario, pasará desapercibida.
Las joyas con certificación oficial o firma reconocida ganan valor. Sin documentación, se presta a dudas sobre su origen, lo que suele alejar a coleccionistas.
Una joya relacionada con figuras históricas o eventos relevantes gana valor por su procedencia y contexto.
Cuanto mejor conservada se encuentra la joya —sin daños, restauraciones deficientes o piezas perdidas, mayor será su cotización. La caja o certificado original también suma valor.
El uso de técnicas antiguas (como engastes a mano) o materiales exclusivos (como esmaltes o diamantes de talla antigua) aporta rareza. Los diseños representativos de una época o movimiento artístico elevan aún más el precio.
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El valor de una joya antigua no depende solo del tipo de pieza, sino también de la época a la que pertenece. Aquellas que reflejan con fidelidad el estilo, la técnica y el contexto cultural de un periodo histórico suelen generar más interés entre coleccionistas y expertos, lo que se traduce en una mayor cotización en el mercado.
A continuación, exploramos las épocas más valoradas en joyería antigua, junto con los tipos de piezas y características que tienden a revalorizarse con el tiempo.
Época | Periodo | Características clave | Elementos destacados | Nivel de demanda |
Victoriana | 1837– 1901 | Estilo romántico, grabados sentimentales, uso simbólico del diseño | Oro amarillo, granates, zafiros, motivos florales | ⭐⭐⭐⭐ |
Eduardiana | 1901–1915 | Elegancia extrema, filigranas finas, uso de platino y diamantes | Diamantes antiguos, perlas naturales, encajes de platino | ⭐⭐⭐⭐⭐ |
Art Nouveau | 1890–1910 | Inspiración naturalista, formas orgánicas, uso de esmaltes y piedras inusuales | Esmalte, ópalos, amatistas, diseños fluidos | ⭐⭐⭐⭐ |
Art Déco | 1920–1940 | Diseño geométrico, líneas limpias, alto contraste de colores | Diamantes talla Asscher, ónix, rubíes, platino | ⭐⭐⭐⭐⭐ |
Mid-Century | 1940–1960 | Influencia de la posguerra, formas más voluminosas, mezcla de metales | Oro rosa y blanco, diseños escultóricos | ⭐⭐⭐ |
Nota: En España, destacan especialmente las joyas modernistas catalanas de principios del siglo XX, como las de Masriera, muy valoradas por su elaboración artesanal y rareza.
Los anillos de compromiso de época victoriana, eduardiana o art déco son muy apreciados, tanto por la calidad de sus materiales como por su carga simbólica. Muchos incorporan diamantes con tallas antiguas, como el Old Mine Cut o el Rose Cut, que aportan un carácter único frente a las tallas modernas.
Ejemplo: Un anillo Art Déco con diamante talla Asscher de los años 20 (≈ 4,46 ct, color D, claridad VS2) fue subastado en Christie’s durante la “Important Jewels Auction” (lote 273). Había sido estimado entre £60.000 y £80 000 , pero finalmente se adjudicó por £109 250 (~ 125 000 €), gracias a su diseño geométrico refinado y excelente estado de conservación.
Los collares antiguos son especialmente apreciados por su diseño distintivo, la calidad de su elaboración artesanal y el uso de piedras preciosas naturales sin tratar. Estilos como el eduardiano, el victoriano o el Art Nouveau destacan por su cuidado trabajo a mano, engastes elaborados y composiciones que reflejan fielmente la estética de su época.
También son muy valoradas las piezas con filigrana en platino, esmaltes artísticos o composiciones asimétricas, características del diseño de principios del siglo XX.
Ejemplo: Un collar victoriano de diamantes y rubíes birmanos naturales, que perteneció a Eva Perón, fue subastado por 466.000 dólares en Christie’s Nueva York en 2003. La calidad excepcional de las piedras, su conservación completa —inusual para piezas del siglo XIX— y su valor histórico como joya personal de una figura emblemática contribuyeron a su alta cotización.
Las piezas firmadas por marcas de prestigio como Cartier, Van Cleef & Arpels o Tiffany & Co. conservan un alto valor incluso si presentan desgaste. La reputación, historia y exclusividad de estas casas son factores decisivos para muchos compradores.
Ejemplo: Una pulsera de perlas naturales, esmalte negro y diamantes, encargada por la reina Victoria Eugenia a Cartier en 1928, fue subastada en Sotheby’s Ginebra en 2012 por casi 3 millones de dólares. Considerada una de las piezas más importantes creadas por la maison entre guerras, su valor histórico, su procedencia real y la firma Cartier contribuyeron a su altísima cotización.
Además del diseño, el valor de una joya antigua puede incrementarse si incorpora gemas excepcionales por su origen, rareza o talla.
Factores clave:
Ejemplo: El diamante Oppenheimer Blue, de 14,62 quilates y talla esmeralda, fue subastado en 2016 por 57,5 millones de dólares. Su precio se justificó por su color azul intenso sin tratar, su rareza —es el diamante azul Fancy más grande certificado por el GIA— y su origen histórico, probablemente a principios del siglo XX en una mina sudafricana.
No siempre. Algunas piezas antiguas están hechas con materiales modestos o técnicas poco refinadas, lo que reduce su interés. Si además presentan daños o restauraciones mal hechas, su valor se reduce aún más.
También influye la historia de la joya: una procedencia polémica puede restar valor. Por ejemplo, una sortija atribuida a la condesa Erzsébet Báthory — aunque estimada entre 20.000 y 30.000 € — llegó a venderse por menos de 10.000 € por el rechazo de coleccionistas ante su oscuro pasado.
En resumen, la antigüedad por sí sola no basta; deben valorarse también el estado, los materiales y el contexto histórico.
Aunque las joyas antiguas suelen tener un valor especial, existen situaciones en las que piezas modernas pueden superar su precio:
Estas situaciones demuestran que el valor no depende exclusivamente de la antigüedad, sino también de factores como la calidad, la exclusividad y la demanda actual.
La demanda es un factor clave: cuanto más escasa o buscada sea una pieza, más se revaloriza. El mercado de venta de joyas antiguas suele estar compuesto por coleccionistas, casas de subastas y compradores especializados.
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Conclusión
Las joyas antiguas pueden alcanzar precios elevados si cumplen con ciertos requisitos como autenticidad, buena conservación, valor histórico y diseño exclusivo. Sin embargo, no todas las piezas antiguas tienen un alto valor, y cada caso debe analizarse individualmente.